El terroir como protagonista

La Aguilera es un pequeño pueblo que se encuentra sur oeste de la provincia de Burgos, en un enclave privilegiado por su altitud y formación geología.

Situada al norte del río Duero, alejada de los suelos fértiles y oscuros que lindan a ambos lados los arrabales del Duero, se distingue por sus suelos claros, debido principalmente a su origen calizo y a su orografía de suaves colinas de arena rodeades de pinares.

Su origen data del Terciario, concretamente del Mioceno Aragoniense, donde se pueden apreciar con gran facilidad los dos tipos de suelos.

Roca caliza y arenisca

Los suelos más elevados están formados por arena procedente de la degradación de la roca caliza debido a la erosión por el paso del tiempo. Son suelos claros, principalmente formados por arenas finas y cantos muy pequeños, donde aflora la roca caliza descompuesta.

Suelos drenantes y muy bajos en materia orgánica, que producen poca cantidad, pero una calidad excepcional, cuyos vinos son muy finos y elegantes.

Elegancia

Arcilla con canto de sílice

En la parte más baja y a los pies de las colinas del pueblo, el suelo cambia de color, marrón más anaranjado, debido a la mezcla de arcilla, limo y arena, con contenido de hierro y cantos de silíceos.

Es un suelo más rico, donde la viticultura se da mejor, y su producción es más elevada y constante. Los vinos son más gruesos, tánicos y concentrados.

Expresividad

La interpretación de ambos suelos, su elaboración por
separado y su posterior mezcla, hacen de La Aguilera un
sitio único para la elaboración de vinos finos.